sábado, 23 de agosto de 2014

¿Quién alimenta a quién?




Tenías tres o cuatro collares, llenos de etiquetas
y te paseabas, vagabundo, bajo las mesas del restaurante.
Allí, entre la multitud, buscabas algo que llevarte a la boca
de las mugrientas sobras que caían al suelo.

Malherido, pardo y negro, me mirabas
sumergido en el vacío de tus ojos, te contemplaba,
el arroz y el pescado se escapaban por las rendijas
de los cazos que sin cuidado manejaba.

Y así te acercaste hasta mi, y viendo nuestra suerte
te quedaste a mi lado, maullando, al ritmo del agua.
Paseamos juntos por los escombros; quité tus etiquetas,
sané tus yagas, y erramos entre puentes y entre casas.

No nos dejaban salir, y no importaba,
paso a paso, hablaban nuestras almas.
Allí, donde las piedras rezan y los hombres callan,
bajo la misma estrella,  despuntaba el alba. 

                       Dime… ¿Quién alimentaba a quién?